Manifiesto

No es moda íntima.
Es tensión perfectamente diseñada.
Aquí el cuerpo no se adorna. Se enmarca.
El deseo no se disfraza. Se afila.
Diseñamos desde la intención, no desde el lujo.
Desde el roce, no desde la caricia.
Desde la precisión, no desde el adorno.
Cicero. Provoca sin disculpas.

La intención

Cicero existe para quien entiende que la sensualidad no es un espectáculo, es una decisión.

Para quienes saben que provocar no es mostrar más, sino sostener la mirada un segundo más de lo necesario.

Nuestros cortes enmarcan, no esconden.
Nuestros colores no piden permiso.
Y nuestros precios no pretenden impresionar.

Todo lo que hacemos se sostiene en un gesto: la tensión entre lo visto y lo intuido.

Ahí, justo en esa pausa, vive Cicero.